lunes, 5 de enero de 2009

Placeres

Recomiendo el libro más reciente de Federico Leguizamón: Cuando llegó la brigada amanecía en el barrio (Perro pila, 2008). Son cuentos que amplían los límites de la narración. Hasta ahora parecía que todo cuento se desarrollaba en el centro de la ciudad o en la quebrada de Humahuaca o en la puna o en un lugar indefinido que nunca nos contenía. Toda otra región estaba prohibida.

Este autor nació en 1982, en San Salvador de Jujuy. Es el escritor joven que más obra ha desarrollado. Quizás le convendría no publicar tanto y hacer que sus textos decanten un poco; pero los premios que ha obtenido (en el 2006, recibió la primera mención en el IV Certamen Provincial de Poesía que organizó la Secretaría de Turismo y Cultura de Jujuy; un año después, obtuvo la misma mención en el concurso de novela que convocó el diario Página 12; también en el 2007 hizo doblete en los concursos que organizó la Universidad Nacional de Jujuy: obtuvo el primer premio, tanto en categoría poesía como en dramaturgia) indican lo contrario.

Admirado y denostado por sus pares –bah, en rigor, sólo conozco dos opiniones contrarias: una firmada y la otra desde el balbuceo–, él es el escritor del barrio “820 Viviendas”, el que habla de la marginalidad, de las drogas, de la necesidad de redimirse por medio del crimen, de los hombres que golpean a sus mujeres y de una realidad lacerante para esta región: el suicidio como práctica constante de los que no pueden más.

Ha publicado, además, los siguientes libros de poesía: Domingos (San Salvador de Jujuy, 2001), Nada (San Salvador de Jujuy, 2005), Del acusico en la línea B (San Salvador de Jujuy, 2008). Es autor, además, de una obra de teatro: La Salamaca (San Salvador de Jujuy, 2008) y del libro de cuentos: La suma del bárbaro (San Salvador de Jujuy, 2000).

Lo ideal sería leer Cuando llegó la brigada amanecía en el barrio en algún lugar del cementerio “Nuestra Señora del Rosario”, acompañado de alguien del sexo opuesto. ¿Por qué? Porque siempre es interesante mezclar placeres prohibidos.


Imagen: dibujo de Manuel Ortega.

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