jueves, 6 de agosto de 2009

Niall Binns, poeta de la carroña


En el marco de la V Edición de la Feria del Libro de Jujuy, que se desarrolla desde el 7 al 13 de agosto, se presentará el libro Tratado sobre los buitres de Niall Binns. El libro, editado por la editorial alternativa Perro Pila, será presentado por Osvaldo Aguirre y Reynaldo Castro, el domingo 9 de agosto a hora 20,00 en el Teatro La Vuelta del Siglo de San Salvador de Jujuy. A continuación, reproducimos el prólogo y algunos poemas del libro.




Nunca había leído nada de Niall Binns hasta que fui invitado, el año pasado, al Festival Internacional de Poesía de Rosario. No tuve oportunidad de hablar con él por esas cosas de la programación. Para lo que no lo saben: el Festival convoca alrededor de medio centenar de poetas de distintos lugares del mundo. Con alguna excepción, todos son muy buenos. Aquella vez, yo fui el infiltrado.

Me acuerdo que tuve que correr como una bestia para alcanzar el vuelo que me traía a Jujuy. Unas horas antes, NB había leído –con un perfecto español y saboreando cada palabra– sus poemas que hablan de buitres, carroña y jerarquías sociales. Entonces, él tenía el pelo largo, una cara con huellas de varios soles y una novia que negaba ser su musa inspiradora. Todos seguimos atentamente su lectura; algunos horrorizados, otros repugnados y muchos entendiendo que hablaba de lo peor de nosotros mismos.

Después, ya en mi casa (casi escribo “nido”), supe que el poeta había nacido en Londres, en 1965, que sus padres eran escoceses y que, después de cursar estudios universitarios en Oxford, emigró en 1987. Así como dejó su tierra, hizo lo propio con su lengua natal (toda su obra está escrita en español). Vivió en Santiago de Chile donde se doctoró en literatura hispanoamericana con una tesis sobre la obra poética de Nicanor Parra, Enrique Lihn y Jorge Teillier. Desde 1993 reside en Madrid. Actualmente es profesor de literatura hispanoamericana en la Universidad Complutense.

Cualquier buscador de Internet puede dar cuenta de los premios literarios que ha obtenido y de sus libros de ensayos. Sólo quiero destacar dos cosas: una, Tratado sobre los buitres recibió el Premio Internacional Gabriel Celaya (2002), distinción más que merecida si pensamos que el autor español maldecía a la poesía concebida como un lujo cultural escrita por los neutrales que “lavándose las manos se desentienden y evaden”; la otra es que su ensayo (agotado) La llamada de España: escritores extranjeros en la guerra civil (2004) debería ser reeditado, no sólo por la participación de nuestro Raúl González Tuñón, sino porque esa guerra prefiguró, sin ir más lejos, lo que después sería el Plan Cóndor para América Latina.

La poesía de NB tiene rasgos indelebles de la ironía inglesa y el humor de Parra. Su mirada es la de un viajero que hurga en lo que da asco y desagrado. Porque sabe, como el gran Nicanor, que “en cada uno de nosotros hay una alimaña que nos chupa la médula”. Tiene, además, una especial predilección por los perdedores que, algún día, encontrarán la única carroña que los justifique: “los restos de un amor”.

¿Se puede decir algo más? Se pude: la escritura de estos poemas es impecable. Un lenguaje lapidario y elegante que nos permite mirar sobre algo que siempre produce rechazo: la naturaleza humana.


Reynaldo Castro,

San Salvador de Jujuy, Agosto de 2009.


BUITRE

Buitre el homo sapiens que se ceba en la desgracia de los demás

Buitre el que desempolva la memoria de su familia deshecha

Buitre el que esteriliza el paisaje de su podredumbre orgánica

Buitre el que llora, masturbándose, por lo que pudo haber sido

Buitre el que aún atesora sus primeras cartas de amor

Buitre el que empolla su nostalgia en atardeceres sin fin

Buitre el que se arrastra detrás de un paraíso perdido

Buitre el que vive en las escarpadas crestas de las sierras

Buitre el autobiógrafo de la infancia iluminada

Buitre el periodista fabricante de sordideces

Buitre el que escarba las escombreras por comida

Buitre el abogado cortejador de los deudos

Buitre el carnívoro que no siente la muerte

Buitre el que habita un universo de chatarra

Buitre el fanático de Barbara Cartland

Buitre el funcionario de las endogamias

Buitre el que vuelve a ser niño en los sueños

Buitre el lector de San Juan de la Cruz

Buitre la ebriedad de las alturas

Buitre el devoto del diccionario

Buitre el ratón de biblioteca

Buitre el heredero voraz

Buitre el que escinde las nubes

Buitre el rey del reciclaje

Buitre el coleccionista

Buitre el ave sagrada

Buitre el calumniado

Buitre el que calumnia

Buitre el poeta

traficante

de restos

Buitre el buitre



LOS RESTOS DE LA VACA CUYA CARNE COMO...


La vaca cuya carne como

fue criada y cuidada por alguien que desconozco

llevada al matadero por alguien que desconozco

electrocutada por alguien que desconozco

troceada en porciones por alguien que desconozco

inyectada de conservantes por alguien que desconozco

empaquetada en plástico por alguien que desconozco

y comida por mí

Los restos de la vaca cuya carne como

fueron tirados al suelo por alguien que desconozco

barridos del suelo por alguien que desconozco

recogidos por alguien que desconozco en una caja

transportados a un vertedero

y comidos por un buitre

Carroñero él, carroñero yo



TRABAJO EN EQUIPO


1. La cabeza y el cuello del buitre leonado

se adentran por el recto del cadáver

en busca de las vísceras

2. El buitre negro –con su pico más robusto–

ataca los tejidos duros del animal:

la piel, los músculos y los tendones

3. El alimoche engulle las partes blandas:

los ojos, la lengua y los restos esparcidos

alrededor del muerto por los buitres más grandes

4. Si la historia permite un desenlace feliz

el esqueleto limpio quedará a la espera

del enigmático quebrantahuesos



GYPAETUS BARBATUS (II)

Desde finales de diciembre o enero la hembra pone 2 huevos rojizos, con manchas grises. Los dos adultos los incuban por turno (la hembra más tiempo que el macho) durante 55 a 60 días. Como el segundo huevo es generalmente puesto 4 ó 5 días después del primero, el último en nacer suele ser perseguido por el mayor y termina por perecer

Karel Stastny, La gran enciclopedia de las aves, 1990

Un hermano menor es siempre una molestia

Su vida es un esfuerzo febril por usurpar

el papel que corresponde al primogénito

Experto en el chantaje emocional

pretende congraciarse con sus padres

con quejas lastimeras y un hipo inconsolable

para así concretar la insubordinación

insidiosa, el golpe de estado que planea

No pienso –sin embargo–

ceder ni un centímetro

Si hay hueso suficiente para uno, es para mí

No tengo inconveniente en dejarle comer

si me harto

Al fin y al cabo, es mi hermano menor

pero no me harto

nunca




MI NOVIA ME DICE...


Mi novia me dice que deje de pensar en los buitres

que ya basta de estar todo el día tumbado

meditando en la cama sobre buitres

–Con tanta carroña en la cabeza

te convertirás, me dice, en carroñero:

hay un buitre voraz de ceño torvo

que te está devorando las entrañas–

No me interesan tus citas, le contesto

y mucho menos tus mitos latinos

–Es griego –me dice, con desdén. Da igual

Me importan los buitres de carne y hueso que se comen los huesos

y la carne levemente putrefacta de los cadáveres

Y nosotros, que comemos toneladas de carne

de animales bien muertos quién sabe dónde ni cuándo ni cómo

nosotros siempre encoñados con la muerte

calentándonos con ella en el cine, la prensa, en los libros

Sin pensar en la simbología, le digo

Ni pensar en la simbología

–¿Y dónde entro yo en todo esto, me pregunta

si no haces más que leer y escribir sobre buitres?

¿Es ésta la poesía que te inspiro?–

Me inspira toda la mierda que nos rodea

–Pues así no podemos seguir, me responde

No me tratas como antes por culpa de los buitres

Estás como en las nubes por culpa de los buitres

Ni un gesto de cariño, ni una simple sonrisa

Te estás poniendo gordo por culpa de los buitres

Ni puedes en la cama por culpa de los buitres

La casa está asquerosa, la bañera atascada

De la cocina ni hablar, por culpa de los buitres

Me duele la cabeza, no me viene la regla

Me peleé ayer con mi jefe por culpa de tus malditos buitres–

El buitre, le digo, es, en efecto, un ave insoportable:

come cadáver, es feo, y le hace daño a mi novia

Registraré una queja oficial

(No le hace gracia, al parecer, mi gracia:

–Quédate, entonces, con tus buitres, me grita, y que te jodas–

Sale dando un portazo que estremece la casa)

Echado de espaldas, me quedo en la cama contemplando

las vueltas interminables que dibuja el ventilador

la sombra difusa que proyectan sus aspas en el techo

Con qué majestuosa insistencia sigue y sigue con sus círculos

tercamente desatento a todo lo que ocurre en su entorno

Con qué fijación en su propósito insondable

como si esperara con infinita paciencia

a desprenderse del techo y caer

cercenando las facciones del que aguarda

–refrescado, y sin saberlo– el contacto

Como el lento circular de un buitre en la sierra

horas y horas, día tras día, trazando la circunferencia de una zona

en que habrá de encontrar –dios sabe cuándo–

la única carroña que lo espere:

los restos de un amor que se nos vino abajo

el eco de una puerta que se cierra, retumbando, para siempre



El dibujo de la tapa es de Yenny Paredes G. (Valdivia, 1968), poeta, grafitera, directora de la revista de creación artística Ciudad Circular y activista cultural. Profesora, Licenciada en Castellano, Magíster en Comunicación y estudiante de Doctorado en Ciencias Humanas en la Universidad Austral de Chile, donde también se desempeña como docente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

no pude ir a la feria del libro

vi a al dramaturgo y escritor accame ese dia en el centro

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