martes, 28 de junio de 2011

El mundo de arriba y el mundo de abajo




Tapa del libro
El domingo 3 de julio, 18 horas, en el marco de la VII edición de la Feria del Libro de Jujuy. estaremos presentando el libro El mundo de arriba y el mundo de abajo de Darío Melano Jasmín, editado por Perro Pila. La cita es en el Profesorado de Artes en Teatro, avenida Bolivia 1600 (ex Hilandería), barrio Los Huaicos, San Salvador de Jujuy.

El libro está compuesto por once relatos literarios basados en la historia jujeña. Su autor nació en San Pedro de Jujuy, en 1981; es abogado; ejerció el periodismo cultural durante los años 2006 y 2007, como columnista y editor en el semanario El Sol Abc; dirigió y escribió el guión del documental Desafiando al silencio, trabajo que recibió la 1era. Mención de Honor en el Festival Nacional de Cortometrajes "Piza, birra y cortos" realizado en la ciudad de Galvez, Santa Fe, en 2009.

A continuación, el prólogo de Francisco J. Fernández:

Cuando el dato objetivo y la recreación literaria se combinan equilibradamente, lo que se dice y el modo en que se dice resultan partes complementarias de un todo. Los textos que integran este libro vienen a poner a prueba dicha premisa, en la medida en que son el producto de un doble y simultáneo enfoque. Por un lado, representan un ejercicio exigente en busca del dato histórico preciso. Por el otro, implican una mirada menos convencional pero igualmente inquisitiva hacia ciertos intersticios de la Historia, a los que a veces sólo es posible acceder apelando a una transcripción de los hechos más laxa e imaginativa.

Ambos aspectos se entrecruzan aquí, se superponen, se relacionan recíprocamente, entrelazando una y otra vez la información documentada con la ficción tramada en la escritura. Desde luego, no es dable narrar sin cruzar fronteras; es decir, sin inventar un relato. Pero es verdad también que los acontecimientos históricos tienden a fijar a esta clase de relatos una dirección determinada, así como a establecer un recorrido cronológico y a pautar sus escalas temáticas. En este caso el autor no ha evitado ni uno ni otro camino. Y, al situar los hechos aquí registrados en la permeable línea que delimita ese mutuo condicionamiento, parece haberse propuesto la meta más deseable para un libro de estas características: estimular el pensamiento crítico de quien lo lee, sin que el pormenor llegue a obturar los espacios demandados por los artificios de la literatura.

Existen en la historia de nuestra provincia no pocos episodios que andan por ahí, sospechosamente desperdigados cuando no deliberadamente tergiversados, encubiertos u omitidos. Darío Melano ha reunido algunos de ellos en este libro y, yuxtaponiéndolos a modo de collage, nos ofrece algo así como una hoja de ruta en la que los escenarios y la cronología cambian pero las situaciones conflictivas que dan base al argumento persisten, impregnando también el presente. Una tesitura que podrá incomodar a algunos, sin duda, pero que el autor aspira a convalidar mediante estas versiones en las que los personajes se definen por su pertenencia de clase o etnia, en ese secular juego del poder económico y político. Es que si bien la Historia no se repite, no es menos cierto que sus protagonistas tienden a reincidir.

El saqueo producido durante la conquista y colonización de nuestros territorios por parte de España constituye, desde esa perspectiva, el inicio de una secuencia de abusos e inequidades que luego se verán reiteradas (bajo similares o diferentes modalidades) por los sucesivos “dueños” de la superficie y de las profundidades del suelo jujeño. De ahí esa clara intención del autor en el sentido de aproximarnos al pasado para rememorar la codicia de los invasores y latifundistas, las luchas y resistencias de los oprimidos, la crueldad de los opresores, los triunfos y derrotas de los inconformes, el coraje impotente de los denunciantes o las rebeldías individuales asumidas como gestos justicieros. Tal vez no debiera sorprendernos demasiado que el ayer y el hoy se nos impongan de tal manera, casi sin solución de continuidad. Porque, hemos de convenir, lo nuevo no ha derivado aquí de una mudanza generada en el campo de los dominados, sino simplemente del cambio de dominadores. Y en tales circunstancias, resulta inevitable que toda convocatoria al pasado acabe conduciéndonos ante el espejo del presente.

Son, pues, esas intensidades pretéritas acechándonos en un pliegue de la memoria, esas que al igual que otras muchas fueron opacadas por complicidades y silenciamientos, las que Darío Melano ha procurado poner en evidencia aquí, transgrediendo deliberadamente los límites instaurados por la Historia oficial.

lunes, 13 de junio de 2011

Una ecuación para el día del Escritor

Fotografía de Aloma Rodríguez
Hoy, 13 de junio, es el día del Escritor. Ya sabemos el origen de esta conmemoración y no vamos a aumentar nada más. Sí vamos a decir que un escritor que siempre es alguien que invierte tiempo, dinero y corre ciertos riesgos para forjar un nombre. Hacen faltas horas para desarrollar la ecuación culo + silla + lectura + escritura + corrección + escritura, y, también lo sabemos, nunca será suficiente el tiempo que le dediquemos. Hace falta dinero para disponer de ese tiempo o hay que robarle a otros trabajos, preferentemente hay que robarle a aquellos que paga el Estado (hay que agradecer aquí a las municipalidades, secretarías de Cultura y universidades nacionales que tanto bien hacen al desarrollo de la literatura al permitir que varios robemos horas y no seamos sancionados; bueno, a veces, sí nos despiden, justo es decirlo); hace falta dinero para impulsar, sobre todo, a las obras que tienen un carácter subversivo dentro del campo literario y hace falta dinero para que no nos acusen de tener una moral ligera, consumir sustancias prohibidas y ser malos ejemplos para los jóvenes, aunque de verdad tengamos una moral ligera, consumamos sustancias prohibidas y seamos malos ejemplos. Y hace falta correr ciertos riesgos para que demostrar que la literatura es una práctica social, que muchas veces se enfrenta a los poderes de turno. Nuestros mejores escritores siempre son termómetros de las sociedades en las que se desarrollan sus obras. Pienso en el libro inédito Los TIPROFI de Néstor Groppa, un conjunto de poemas compuestos de manera lúcida y profunda sobre ese engendro que fueron los bonos con que se pretendió solucionar una crisis económica de los años 90 y que ningún político opositor pudo denunciar de manera tan tajante como si lo hizo el poeta. Y también pienso en Andrés Fidalgo, el escritor que estaba a disposición del Poder Ejecutivo de la Nación (PEN), en 1975, cuando su mujer, Nélida Pizarro, y el editor José Luis Mangieri apuraban la edición del Panorama de la literatura jujeña, con la intención de hacer más injusta la detención del escritor. Por todo ello, hoy a saludamos a todos los ladrones de tiempo, a los escriben, a lo que arriesgan y, en esas tres acciones, siguen buscando la solución -aunque sepan que nunca la van a encontrar- de la ecuación culo + silla + lectura + escritura + corrección + escritura.

domingo, 12 de junio de 2011

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