jueves, 4 de junio de 2009

¿Quién debe pagar los derechos por las fotocopias que usan los alumnos universitarios?


Recientemente la Universidad de Buenos Aires (UBA) dio a conocer su adhesión a la reciente decisión con respecto a pagar derechos por las fotocopias que usan los alumnos universitarios. La UBA firmó con el Centro de Administración de Derechos Reprográficos (Cadra), un convenio para reproducir obras protegidas con licencia otorgada por esa entidad, que nuclea a editores y escritores. Vale decir, que se regulará la emisión indiscriminada de fotocopias en todas las sedes académicas de la UBA, lo que ha constituido históricamente una ilegalidad.

Estamos de acuerdo que es fotocopiar libros es un delito. No ignoramos, por otra parte, que muchos estudiantes y algunos docentes no pueden comprar los libros que son necesarios para su formación y especialización. Ahora bien, la cuestión central es: ¿quién debe pagar los derechos por las fotocopias que utilizan los universitarios?

Antes de responder esta cuestión hay que decir que son muy pocos los autores que viven de sus derechos. Casi ningún investigador recibe una suma sustancial por la venta de sus libros. Estos investigadores cubren sus necesidades por la actividad docente y por los subsidios que las universidades otorgan por la investigación. En rigor, los únicos autores que tienen una renta importante por sus publicaciones son aquellos que producen best sellers (libros de autoayuda, novelas de intrigas); es decir, literatura comercial.

Entonces, si un autor que forma parte del campo intelectual (aquel que trabaja con ideas, conceptos y teorías) no tiene una ganancia significativa en términos monetarios, ¿quiénes se beneficias y quiénes se perjudican con el uso de fotocopias? Se perjudican, fundamentalmente, los editores, es decir los que financian y promueven las obras de los autores. Se benefician los propietarios de fotocopias; no hace falta hacer un estudio de mercado para comprobar que el noventa por ciento del material que fotocopian está formado por libros.

Es interesante plantear este debate. En esta discusión hay que analizar todos los detalles y pensar todas las variantes que entran en juego. Como por ejemplo: existen centros de estudiantes que poseen sus propias fotocopiadoras y lo recaudado lo reinvierten para mejorar la situación de los estudiantes. Otra cuestión: el Cadra agrupa a autores y editoriales rioplatenses y, hasta donde conozco, no lo integran los autores de Jujuy.

Lo justo, según mi entender, sería convocar a todas las partes interesadas en el mundo del libro: los editores, los distribuidores, los libreros, las asociaciones ligadas y a los actores fundamentales de este campo: los autores. Actores que, dicho sea de paso, el mercado editorial los ningunea.

Imagen: tapa del libro Cancionero popular de Jujuy de Juan Alfonso Carrizo (comp.), San Salvador de Jujuy: Ediunju, 2009.

FeedBurner FeedCount