domingo, 4 de septiembre de 2011

Lectores 3.0


Los lectores no son lo opuesto a los escritores; son complementarios: los unos no pueden existir sin los otros, aunque a veces los lectores llegan tarde al encuentro.
Los buenos escritores hacen escuela. Los buenos lectores, a lo sumo, son difusores; pero no por eso son menos importantes.
Los que leen son paseantes en ciudades extranjeras. Algunos se pierden y, con gusto, viven en sus laberintos. Otros son callejeros que arrebatan ideas, conceptos o metáforas que ya fueron escritas para, después, dejar que terceros las vuelvan a robar.
Los que tienen incorporado el hábito de la lectura pueden reconocer a un buen escritor con sólo leer una frase. Esa velocidad para descubrir es su orgullo secreto. Es, además, su maldición porque saben que todo buen texto debería haber sido escrito por ellos.
Para zafar del orgullo del solo o no caer en la maldición, algunos comienzan a escribir. Pero sólo unos pocos -o mejor: muy pocos- van a quedar en la historia.

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