domingo, 22 de abril de 2012

Y sin embargo


“No miento si juro que daría por ti la vida entera”, dice el cantautor y también aclara que no será más fiel que a sí mismo. Él, como nosotros, corazón, es una oveja descarriada de tantas madrugadas. Me gusta mucho esta canción porque siempre sentí la tentación del solitario para escuchar música sin interferencias, para leer en silencio los poemas que pocos conocen (“mi mujer con lengua de hostia apuñalada”), para trabajar sin que ningún jefe me toque los cojones. Y sin embargo (parece que siempre hay un “sin embargo”), corazón, ahora que vivo solo, cuando no estás, mi casa es una oficina. ¿Por qué en el momento que empiezo a llevarme bien con la soledad tengo que necesitarte? Existe algo que nos une, algo que se empeña en apuñalar mis palabras para que yo vuelva a escribir una y otra vez el poema que resuelva el dilema de esta trama. Tal vez todo se reduzca a la maldición de intentar escribir el verso imposible. Sospecho, corazón, que aceptás ese destino para mí. Y yo, por vos, daría la vida entera.


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