martes, 11 de diciembre de 2007

El fin de la inocencia 5

Campo literario jujeño en la década del noventa: Una ley para escritores

Leer: El fin de la inocencia 4

La década del noventa estuvo precedida de señales auspiciosas. Varios escritores habían obtenidos premios literarios importantes y, además, existió una ley que no pasaría desapercibida en el campo literario.

El 31 de agosto de 1985, la Legislatura de Jujuy sanciona la ley nº 4.178: “De creación de asignación permanente para escritores jujeños”. Había sido promovida por Carlos Alfonso Ferraro (1953)[1], entonces asesor del diputado Pedro Octavio Figueroa (Movimiento Popular Jujeño). La norma establecía en su primer artículo:

Institúyese una asignación mensual permanente para escritores jujeños de nacimiento o con efectiva radicación en la Provincia no menor de diez años, que se encuentren comprendidos en los beneficios de la presente Ley.

Para acceder a sus beneficios, el escritor interesado debía cumplimentar una serie de requisitos: estar radicado en la provincia, tener la edad que establece la ley de jubilación ordinaria, haber publicado un libro, tener una trayectoria de reconocida relevancia y haber obtenido algún premio reconocido oficialmente. La asignación, compatible con cualquier otro ingreso, debía ser permanente y personal. Otro artículo precisaba:

El monto de la asignación permanente creada por esta Ley será el que corresponda a Director de Cultura o su equivalente al momento del otorgamiento del beneficio y se ajustará automáticamente con los incrementos que perciba el haber asignado a dicho cargo.

Al poco tiempo de ser sancionada, diez escritores resultaron beneficiados: Libertad Demitrópulos (1922-1998), Domingo Zerpa (1909-1999), Miguel Ángel Pereira (1926), Marcos Paz (1916-2001), Ernestina Acosta (1928), Félix Infante (1905-2000), Héctor Tizón (1929), Antonio Paleari (1926-1995), Néstor Groppa (1928) y Jorge Calvetti (1916-2002). Al comienzo, los escritores cobraban su asignación regularmente; pero cuando la crisis económica se hizo sentir; los pagos tardaban en llegar. Ya en el gobierno de Ferraro, hubo largos periodos en los que los escritores no veían ni un peso de la ley que había sido promovida por la misma persona que no podía garantizar los sueldos de los empleados públicos y, mucho menos, la asignación para los escritores.

En su libro inédito Los “TIPROFI”: Títulos provinciales de financiamiento, Groppa le dedica varias páginas a la citada legislación. Citamos un fragmento:

Aquí de lo que se trata es que cumplan una Ley ya creada sin mediar pedido alguno (y que honra a quien la presentó y a quienes la aprobaron y al que la promulgó y reglamentó). Además, la Provincia, no asfalta tres cuadras ni la rotonda de Palpalá con lo que les debe (año 1992 y meses, ya renunciados por los escritores pero condicionados a un acuerdo “de caballeros”, que hoy amenaza con volver al incumplimiento por parte del gobierno, por supuesto apelando a la agonía de siempre....9/2/95). Con unos viáticos menos, cumple la Ley. Y en el sentido de las prioridades, no se trata de igualar hacia abajo, porque entonces son incompatibles las suntuosidades y las miserias paralelas que a cada momento vemos aquí, en esta provincia y en todo acontecer real como si esta ciudad, principalmente, y estos señores mudos, bastos y mediocres y trepadores actuaran en un cine-show-función y serie continua, de no parar: un televisor enchufado por Dios y para siempre en el canal de una provincia argentina que en su presupuesto carece de nueve mil pesos mensuales (una caja chica, nueve viáticos, x vales de nafta, el 3 por ciento de cualquier comisión, la tarjeta de un ñoqui, el fin de semana de otro ñoqui y así de seguido hasta el infinito o lo infinitesimal) para cumplir con una Ley.

Y sin lograr audiencia para conversar con el sátrapa o los ladinos de turno para tratar sobre los siete u ocho años que nos siguen debiendo hasta hoy 29/1/97 10:43:40 en una ofensa gratuita a quien nada les debe y los respetó como vecinos. Nada más que como avecindado.

Finalmente, la ley fue derogada en el 2004 a instancias del diputado Miguel Morales (partido Justicialista), quien redactó otra que compromete a la secretaría de Cultura a otorgar un premio anual a los creadores que, hasta el momento de escribir este trabajo, no se efectivizó.


Fotografía: Jorge Calvetti

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[1] Periodista. Co-fundador de los grupos Tiempo y Brote. Publicó Azuledades (poemas, 1981) y Don Cucha –historias de duendes (cuentos, 1990). Además, escribió y representó un espectáculo unipersonal: Yo con-ver-so… (1989).

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