martes, 11 de mayo de 2010

Mesas del poder

Son muy pocos los políticos que se preocupan por lo que dicen sus imágenes. Muchas veces son capturados por las cámaras en actitudes distendidas o sin preocuparse por la manera en que quedan congelados por los fotógrafos. Varios opinan que lo importante es aparecer en los medios; no importa cómo, ellos se conforman con dejarse ver. En esta nota, presentamos un análisis de fotografías que tienen como protagonistas a hombres de los principales partidos de Jujuy. Un análisis para aquellos que no se conforman con esta realidad.


En el diario Pregón del 17 de abril figuran tres fotografías relacionados con el accionar político local. La de mayor tamaño figura en la parte superior. Tiene como título: “El Gobernador receptó inquietudes municipales” y una volanta aclaratoria: “Compromisos con Quebrada y Puna”. El epígrafe de la foto dice: “El Salón Blanco fue escenario de la reunión mantenida entre el gobernador Barrionuevo y jefes de jurisdicciones comunales”. En el cuerpo de la noticia figuran los nombres de las autoridades provinciales: Walter Barrionuevo (gobernador), Pablo La Villa (ministro de Gobierno y Justicia), Horacio Macedo Moresi (secretario general de la Gobernación), Hugo Echavarri (secretario del Interior), Marcelo Nasif (secretario de Protección a la Comunidad) y los diputados provinciales Osvaldo Del Grosso y Rubén González. También participaron representantes de jurisdicciones de Quebrada y Puna, pero sus nombres no figuran.

La fotografía muestra una larga mesa y es un buen ejemplo de imagen con perspectiva. A la izquierda de la mesa están los políticos que tienen nombres propios; ellos apoyan sus manos sobre el mueble; sus caras están sonrientes; sólo uno de ellos mira hacia abajo, quizás lee un mensaje en su teléfono celular. La mesa también soporta agendas, papeles y varios vasos de vidrio. A la derecha y más alejados de la larga mesa, están los anónimos jefes comunales; varios también sonríen; tienen sus agendas apoyadas en los muslos; un hombre que está casi al frente de Barrionuevo tiene sus piernas cruzadas; otro, mira hacia abajo (quizás está mandando un mensaje con su teléfono). Casi todos los hombre que están cerca del gobernador tienen saco y corbata; del otro lado de la mesa, ninguno tiene corbata y la mayoría no posee saco.

El cierre de la noticia es el siguiente: “Las gestiones acordadas apuntan a fortalecer los diferentes programas y planes en ejecución, los que tendrán continuidad gracias al compromiso asumido por el Dr. Barrionuevo de atender eficientemente las demandas de los jujeños”.

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Las dos fotografías restantes están relacionadas con la Unión Cívica Radical. La primera está por encima del título (“Reunión organizativa del radicalismo en la Puna”) y su epígrafe expresa: “Principales referentes del radicalismo jujeño, en visita a localidades del norte provincial”. La imagen muestra a varias personas que apoyan sus manos en dos mesas que han sido colocadas juntas; ellos son: Alberto Bernis, Jorge Rizzotti, Mario Pizarro y Humberto López (diputados provinciales); Alejandra Elías (presidenta del Comité Departamental Yavi); Alberta Carretero (ex concejal de La Quiaca); Jorge Gronda (miembro del directorio del Instituto de Política Públicas). Todos están vestidos de manera informal; el único dirigente que deja ver su calzado ostenta zapatillas.

La fotografía que está más abajo muestra a un hombre joven parado que, según el epígrafe, forma parte de los dirigentes de Yavi y Santa Catalina, que expone la situación partidaria de su región. El joven dirigente tiene una gorra con visera y una campera deportiva; los otros dirigentes están sentados, muchos con sus brazos cruzados y lo miran atentamente.

En el texto se puede leer la intención de los dirigentes: “Poner nuevamente la organización partidaria en la calle”. Para esto, los radicales armaron una agenda de reuniones para el próximo mes y anunciaron la apertura de una sede del Instituto de Política Públicas que convoque a sectores de la comunidad quiaqueña.

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La mesa en uno de los muebles más nobles que ha inventado el género humano. Sirve para comer, estudiar, apoyar cosas y, si uno recuerda una memorable escena del film El cartero llama dos veces, para tener buen sexo. Casi todas las mesas fueron pensadas para más de una persona. Una mesa grande es sinónimo de familia numerosa o de propietario generoso o poderoso.

La construcción del poder político exige siempre reuniones para realizar acuerdos. En ese contexto puede ocurrir que una mesa sea mucho más que una mesa. ¿Qué diferencias y qué semejanzas existen en las fotografías que protagonizan los hombres del poder local?

Empecemos por las semejanzas. Los dirigentes centrales siempre están más cerca de la mesa. Ellos pueden apoyar sus agendas, sus celulares, sus vasos y, fundamentalmente, sus brazos para estar más relajados. Tienen, además, protegidas sus partes inferiores; es decir, la mesa también es un parapeto que los protege. Así, nuestros dirigentes no tienen necesidad de cruzar brazos ni piernas, hay una defensa entre ellos y los dirigentes que ocupan un lugar marginal en el campo del poder. Estos últimos ni siquiera tienen derecho a ver sus nombres y apellidos en las noticias. Son -para decirlo si vueltas- actores de reparto.

La diferencia fundamental está dada por el tamaño de las mesas. En el caso de la mesa más larga, el centro del poder lo ocupa el sonriente gobernador. El contexto también cobra mucha importancia: se trata del Salón Blanco de la Casa de Gobierno, el lugar de las grandes decisiones.

Para los radicales, la realidad es otra. Ellos tienen que sumar dos mesas chicas para quedar casi todos protegidos. Uno de ellos queda expuesto y por eso cruza sus pies, como si con ese acto tratara de disculparse por sus zapatillas. También se muestran, estos dirigentes, con relajación. Su público también está conformado por actores secundarios. Tanto es así que, para ser escuchados, tiene que pararse. Esto muestra un distanciamiento entre dirigente y dirigidos, por más que no se trate de una foto panorámica como en el caso de la reunión oficialista.

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Leer en una misma página noticias relacionadas y que tienen a las mesas como común denominador es algo que no ocurre todos los días. Los muebles marcan quien tiene el aparato político más grande. Marcan también una rara coincidencia entre oficialistas y opositores: sus cúpulas no quieren mezclarse con los dirigentes secundarios. En un caso, los actores de reparto deben llegar hasta el mismo centro del poder y contentarse con un lejano vaso de agua o soda fresca; quizás en esto consista la atención eficiente del gobernador. En el otro, los dirigentes locales tienen que expresarse como alumnos disciplinados frentes a docentes exigentes: hablar de a uno y parase a un costado de su asiento.

Tanto los dirigentes peronistas como los radicales se sostienen sobre un pobre discurso. En el caso del gobernador, su accionar queda reducido a ser receptor de inquietudes municipales, ¿hace falta semejante mesa para funcionar como mesa de entradas? En el caso de los radicales su propuesta es armar una agenda de reuniones y abrir una sede para sumar propuesta y proyectos; estos dirigentes tienen una idea muy reducida para lograr que su partido se posicione en la calle.

Estas mesas no sirven para comer ni para estudiar, apenas si sirven para apoyar brazos, agendas, vasos y celulares. De coger… ni hablemos.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Me parece que usted se olvida que los que ocupan cargos en un gobierno democrático son representantes del pueblo, elegidos por el pueblo. O usted preferiría que, en cuenta de trajes y corbatas, tuvieran uniformes y armas los de la mesa del poder???...usted subestima a quienes pretende manipular

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