domingo, 5 de noviembre de 2006

Miguel Espejo

Con la palabra en la boca, 2006.


"Es difícil, en el momento mismo de escribir, imaginar al mismo tiempo al destinatario de ese hecho circunstancialmente íntimo. Cuando se escribe una carta, un libelo, un artículo periodístico, se tiene la posibilidad de construir una imagen adecuada, en el primer caso, y aproximada en los dos restantes, del lector que se tiene al frente, ya que estos géneros permiten la posibilidad de tener una idea asertiva de un lector de carne y hueso, sobre todo en el género epistolar, y un público determinado en los otros dos. Por ejemplo, un periodista avezado nunca cometerá el error de escribir, en los mismos términos, un artículo que está destinado a aparecer en un diario de élites o que aquel otro dirigido a los sectores bajos de una sociedad. Por el contrario, la creación literaria exige un lector indeterminado, neutro, que no tiene la menor posibilidad de poseer un rostro identificable, por la sencilla razón que el lenguaje pierde su peso instrumental y se desliza a un plano estético. El poema amoroso, por más directo y referencial que sea, por más vinculado que esté a una persona determinada, lo mismo estará hecho, como hubiese dicho Mallarmé, de palabras y no de sentimientos. El cuento o la novela también trabajan prescindiendo de la idea de un lector concreto. De acuerdo a mi propia experiencia, varios de mis relatos están escritos en segunda persona, algunos remedando una carta, y en ningún caso se me ocurrió que debía imaginarme un interlocutor preciso para que el cuento ganara en eficacia. Justamente, la invención de los personajes, que en lengua inglesa se llaman “caracteres”, lleva implícito el desafío de volverlos creíbles en el terreno de la ficción, donde cualquier lector, culto o no, está dispuesto a participar del pacto que ésta implica."

1 comentario:

Mx dijo...

Reynaldo, haceme un favor, podés traducirme qué carajo dice este tipo?
"un libelo" ???
"idea asertiva" ??
"periodista avezado" ?
"diario de élites" ??
"como hubiese dicho Mallarmé" no lo pensó, efectivamente lo dijo

Ojalá su obra fuera tan impactante como esta palabras preuntuosas (y presumidas)

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